sábado, 4 de febrero de 2012

La autonomía de mi alma

Fenece mi alma y mi organismo se hace etéreo 
Pasan los entes deambulantes de la oscuridad
incitándome a acompañarlos en la lobreguez de lo indefinido.


Mi instinto lo dice, ya no puede más
mi cuerpo lo llama como un incesante tic-tac.


Todo parece ser consecuencia de aquel vomito verbal 
que exclama  con júbilo la inmortalidad de la soledad.


Los caballeros nocturnos han tocado la puerta,
es momento de dejar de actuar.
Los sentimientos se han acabado y no queda más en ésta polvorienta esencia.


Y vuelve a caer mi ser
sigue muriendo ante las lúgubres pasiones clandestinas.
La soledad y oscuridad de ésta noche se han conjurado en la autonomía de mi alma 
que nunca existió.

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